5 consejos prácticos para mantener la motivación en tu jornada laboral (II)

Ya tienes claros cuáles son los 5 primeros consejos para mantener la motivación en tu jornada laboral. ¿Has puesto alguno de ellos en práctica?

Si lo has hecho, a continuación encontrarás otros 5 consejos que no sólo complementan a los anteriores sino que, bien aplicados, te pueden abrir un mundo de posibilidades.

 

 

# 1. Empieza por lo más difícil

¿Te gustaría poder tomarte esa píldora que te produjera un “chute” de ánimo que te durase todo el día? Pues ¡empieza por lo más difícil! Eso sí, siempre que sea algo importante, prioritario en tu agenda.

Cuando te demuestras a ti mismo que has abordado sin dilaciones tus mayores y más difíciles responsabilidades, tu credibilidad y sentido de capacidad se elevan hasta la máxima potencia.

Un conocido libro que te recomiendo, ¡Tráguese ese sapo!, refleja en el título la realidad de los sapos que tenemos que “tragar” cada día, y que éstos marcan la diferencia.

# 2. Cuidado con el perfeccionismo

¿Te consideras una persona perfeccionista? Lo que debes buscar no es el perfeccionismo, sino la excelencia en cada cosa que hagas.

El gran error consiste en confundir excelencia con perfeccionismo.

Normalmente, nuestra obsesión por mejorar “un poco más” un trabajo realizado atiende más a nuestra propia inseguridad personal que a verdaderos criterios de calidad. Si analizas el asunto racionalmente, esa pequeña mejora de un trabajo ya bien hecho de por sí no compensa el esfuerzo y tiempo que empleas en revisar y rehacer lo ya acabado.

En cuanto a la motivación, cuanto más tardes en afrontar tus problemas con el perfeccionismo y sigas alimentándolo a través de la repetición, la revisión o el rehacer tareas, más seguirás desgastándote anímicamente.

Ejemplo. Si ya has acabado el informe mensual sobre la monitorización de las redes sociales que le tienes que entregar a tu jefe y consideras que lo has hecho bien y que has reflejado con claridad los puntos que debes destacar, ¡no le des más vueltas! Lo más seguro es que no lo vaya a revisar tan a fondo para apreciar esa mejora que te va a costar tres horas más de trabajo. Los jefes suelen querer concreción y claridad, y en eso ayudará mucho el modo en que tú les presentes el resumen oral.

# 3. Ve paso a paso

Algunas de las tareas o proyectos que tendrás que realizar seguro que serán de bastante envergadura. Muchas veces, el ver de golpe “el pastel que tienes que comerte” te puede provocar una indigestión psicológica (y más si es de merengue y éste no te gusta).

Debes aprender a visualizar el final del proyecto, como una meta que te mantenga en perspectiva, pero debes adquirir el hábito de dividir el proyecto en pasos o fases y dedicarte a cada una de ellas como si fuera un proyecto relativamente independiente.

El tener 5 metas pequeñas en vez de una grande te ayudará a mantener la motivación más activada. ¿Por qué? Pues porque no te intimidará tanto el proyecto, irás viendo resultados al ir acabando metas, e incluso, para aquellos proyectos que no te gusten demasiado, descubrirás que sí hay partes de él que te gustan.

Ejemplo. Quizá te agobie el tener que emprender una serie de acciones comerciales para la próxima semana. Puedes dividir el proyecto en partes secuenciales como:

  1. Preparar los argumentos de venta
  2. Desarrollar un power point de presentación
  3. Recopilar los datos de éxito de las últimas empresas-clientes
  4. Estudiar el trabajo de las posibles empresas-cliente en las redes para pasarles una valoración de tu parte
  5. Hacer una lista de potenciales empresas que debas visitar
  6. Realizar las llamadas de contacto
  7. Realizar las visitas comerciales

Seguramente, de todas las acciones del ejemplo, sólo sean una o dos las que realmente te cueste hacer. El dedicarte en cada etapa a lo que te corresponde sin pensar en “lo que viene” te ayudará a disfrutar, como mínimo, mientras realizas lo que te corresponde en ese momento.

# 4. No postergues

El “mañana”, esa palabra casi maldita… Bueno, sí, maldita para aquellos que están lidiando con mejorar su productividad. La procrastrinación es uno de los obstáculos más difíciles de superar.

Necesitas ser consciente de cuáles son los motivos internos que te mueven a dejar aquello que tienes que hacer para otro momento. Para esto debes analizar qué es lo que te mueve a la hora de priorizar unas cosas sobre otras, y estos motivos suelen ir ligados (dependiendo de la persona) a que son tareas más:

  • Cortas
  • Fáciles
  • Agradables
  • Conocidas
  • Urgentes
  • Interesantes

Cada una de estas motivaciones produce un extra de motivación que te seducirá pero que finalmente te empujará a realizar aquello que no te correspondía hacer en ese momento. La cuestión es que te respondas si estás realizando aquellas tareas que tienes programadas (supuestamente, con base en una definición previa de prioridades).

Uno de los peores usos del tiempo es hacer muy bien algo que no había ninguna necesidad de hacer. Brian Tracy.

# 5. Ten un sentido de urgencia

Por último, aunque siempre estoy repitiendo que no debemos vivir atendiendo a los asuntos urgentes, como un estilo de vida, sin embargo sí que es importante que vivas “presionándote a ti mismo”, creándote tu propio sentido de urgencia. ¿Qué quiero decir con esto? La urgencia es un concepto ligado al tiempo. Urgente es aquello que tiene un plazo de finalización relativamente corto. Si siempre vives haciendo cosas urgentes (tareas que tenías que haber planificado con más tiempo pero que al final se te han quedado para “última hora”) vivirás estresado y esto afectará a tu motivación laboral.

Cómo planificar la urgencia

Si te suscribes al blog ahora, recibirás en tu email una plantilla de calendario organizada por Bloques Temáticos Flexibles que te ayudará en la tarea de planificación de tu agenda.

Planifica, en la medida de lo posible, una agenda equilibrada en cuanto a fechas. Lo ideal es que te pongas tú mismo una fecha de finalización de cada proyecto con tiempo suficiente sobre la fecha final de entrega y “presionarte” para acabarla en tu propia fecha. Este modo de crearte urgencia te aportará una dosis de motivación y concentración extra que no desgasta emocionalmente (porque sabes que, si algo ocurre, no pasa nada, pues la fecha final es más tardía).

Ejemplo. Si tienes que dejar programada una serie de entradas en las distintas redes sociales de tus clientes para que se publiquen de forma automática durante toda la semana que viene porque vas a estar esa semana en un congreso, no te planifiques la finalización de esa tarea para el viernes de esta semana sino ponte como meta final el miércoles, ¡y lucha por cumplirlo!

Como comentaba en el post anterior, todos estos consejos están relacionados con un cambio de hábitos, y cambiar nuestros automatismos no es cosa fácil. Pero, hasta para cambiar de hábitos se puede actuar con “cabeza” para que no decaiga la motivación. Es posible que, después de leer este post, te hayas propuesto: ¡sí, lo voy a intentar!

¡Genial! ¡Aprovecha esa motivación! Pero ahora te pregunto: ¿Estás seguro de que no te pasará como esas otras veces que te has propuesto cambiar una serie de cosas en tu vida y no lo has conseguido? (Año nuevo, por ejemplo.) ¿Qué puedes hacer para que esa motivación se mantenga?

2 consejos para que la motivación se mantenga:

  1. Elige sólo un paso para dar. Enfócate sólo en un cambio a la vez y no empieces otro hasta que se haya convertido en un nuevo hábito
  2. Pide a alguien de confianza que te supervise y te ayude. La buena noticia es que, para cambiar hábitos, no es tan esencial la fuerza de voluntad como se piensa. Tiene su importancia, no lo vamos a negar, pero aún lo es más la fuerza de la repetición. Por tanto, si te has propuesto empezar por el hábito de ordenar tu puesto de trabajo antes de acabar la jornada, pídele a un compañero de confianza que te supervise y te ¡empuje! a hacerlo cada día (dale permiso hasta para que te eche una bronca si no lo haces). Después de 30 o 40 días -sin interrupciones- ordenando tu mesa, no podrás dejar de hacerlo. (Nota: es igual de efectivo para ayudar a tu hijo a adquirir el hábito de lavarse los dientes.)

¿Has puesto en práctica alguno de estos consejos? ¿Hay otros que te hayan funcionado mejor? Coméntalos más abajo y los vemos.

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Jonathan Secanella

Coach y formador en las áreas de habilidades directivas, productividad personal y gestión del tiempo, y especialista en Inteligencia Emocional en Emos.


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